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106 ideas sobre la filosofia
1. Ideas para la exposición en el Encuentro de Maestros de filosofía
Walter Gabriel Vélez Ramírez
La filosofía es un saber (o actividad) con particularidades especiales que es necesario
también repensar al momento de reflexionar sobre su enseñanza a la comunidad sorda.
Históricamente, la filosofía que nos ha sido enseñada en América Latina ha sido una
filosofía vista y pensada desde una mirada eurocéntrica, sembrada en el paradigma del
racionalismo occidental y desconocedora de otros modos o formas de apropiación del
mundo, incluso de los mismos sistemas de interpretación del mundo nativos
americanos.
Es decir que en la filosofía que heredamos en Latinoamérica de los europeos (que es la
que enseñamos en las instituciones educativas), no se le ha dado cabida a los modos
como las comunidades indígenas, las comunidades sordas y otras comunidades
minoritarias interpretan el mundo y se apropian de él.
Es necesario repensar esta situación para saber si es importante educar filosóficamente
al sordo desde este óptica (que ha sido la que ha vivido la comunidad oyente),
sopretexto de la igualdad en la educación, o si es pertinente cambiar de perspectiva
filosófica y mirar ese saber o esa actividad desde otras ópticas filosóficamente válidas
pero distintas de la mirada eurocéntrica, es decir, reconociendo el estatus de otros
sistemas simbólicos al momento de interpretar y apropiarse del mundo.
En este punto, las lenguas de señas por ser lenguas visogestuales, cuya forma de
recepción y producción no requiere de lo auditivo ni de lo oral, tal vez pueden producir
otros sentidos en la reflexión filosófica, incluso en los mismos conceptos que la
tradición filosófica occidental ha considerado fundamentales para la filosofía.
Estas reflexiones resultan importantes porque llevan a plantearnos las mismas preguntas
que los maestros de filosofía en Latinoamérica se plantean: ¿Qué es importante enseñar
en filosofía: la historia, los conceptos, las competencias, la actitud? Es decir que para la
enseñanza de la filosofía no ha habido univocidad en los criterios sobre qué enseñar y
cómo hacerlo; al momento de pensar su enseñanza a los sordos también nos
enfrentaríamos a tal ambigüedad, además de enfrentarnos a la inclusión –en la
enseñanza de la filosofía- de otros modos de filosofar, que están por fuera de la mirada
eurocéntrica, es decir que tendría sentido incluir en la enseñanza de la filosofía, no sólo
lo que occidente planteó, sino lo que los pueblos ancestrales de América han pensado
desde su cosmovisión y sus cosmogonías, e incluir también -si puede existir- una forma
de filosofar que esté determinada por el uso de una lengua visogestual, como la lengua
de señas.
Presentar un marco conceptual de un saber (o una actividad) como la filosofía, resulta
muy difícil debido a la complejidad que lo caracteriza y a la pluralidad conceptual que
existe a su interior.
Existen tantos conceptos de filosofía cuantos filósofos hay en la historia, es decir que
cada filósofo construye su concepto de filosofía de acuerdo a sus necesidades vitales de
pensamiento.
2. Como habrá podido intuirse ya en el planteamiento del problema y en los párrafos
anteriores, nos enfrentamos (como lo ha estado la filosofía siempre) a la siguiente
dualidad: ¿es la filosofía un saber o una actividad, una ciencia o una actitud frente a la
vida?
Si la filosofía es sólo un saber, una ciencia o una disciplina del conocimiento, el
problema de su enseñanza para las personas sordas se enfocaría a una intervención de
las lenguas de señas, con el fin de complejizarlas de tal manera que los sordos se puedan
apropiar de los conceptos complejos de la filosofía construidos por lenguas orales.
En este punto estaría la filosofía reducida a mero problema lingüístico, es decir que la
filosofía no sería más que una creación lingüística y solucionando el lenguaje estaría
ella resuelta (Wittgenstein 1921). Ésta es una posibilidad que desde el siglo XX viene
contemplando seriamente la filosofía.
Pero si la filosofía más que ser un saber, una ciencia o una disciplina del conocimiento
es una actividad vital (Wittgenstein 1951), una actitud frente a la vida, una manera de
habitar el mundo, entonces el problema de su enseñanza no está resuelto con el
lenguaje, pues necesariamente habría que mirar también las prácticas vitales de la
comunidad que quiere apropiarse de ella; más aún, habría que mirar qué tipo de filosofía
subyace a esa comunidad, pues entonces todas las personas, casi por naturaleza,
tendríamos inclinación hacia la filosofía, por el solo hecho de actuar como fruto de un
proceso de pensamiento.
Es decir que para este proyecto de investigación, los conceptos de los que se parte con
respecto a la filosofía son pocos, los básicos serían los siguientes:
- La filosofía (sea un saber, una ciencia, una disciplina, una actividad vital, una
actitud frente a la vida, una manera de habitar el mundo o un conjunto de
competencias de conocimiento) es susceptible de enseñanza, es decir, se puede
enseñar. Aunque este punto, que se convierte aquí en condición de posibilidad,
también está puesto en entredicho por algún grupo de estudiosos de la relación
entre pedagogía, filosofía y enseñanza de la filosofía.
- La filosofía, desde su especificidad, puede hacer grandes aportes (a nivel de
pensamiento) a la personas y a las comunidades; es decir que con el aprendizaje
de la filosofía se enriquecería la cultura sorda.
- La lengua de señas es apta para la complejidad conceptual de la filosofía.
Las comunidades y culturas sordas, a pesar de estar insertas en otras comunidades y en
otras culturas mayoritarias que coexisten con ellas en el medio, produce en su interior
prácticas y formas culturales propias que deben ser tenidas en cuenta en el proceso
mismo de cualquier investigación, especialmente ésta cuya pretensión tiene que ver con
procesos de pensamiento superior.
Seguramente son muchos los elementos (culturales propios de los sordos) que se
desconocen en esta experiencia y que es posible que en su desarrollo sean confrontados
3. y enriquezcan el proceso y su resultado, ya que la filosofía no es algo que pueda estar
alejado de la cultura y de los sujetos que la crean o recrean.
La filosofía es una cuestión vital, su enseñanza significa la problematización de la vida
misma y la problematización de la experiencia histórica de los sujetos, más que un
contenido curricular basado en categorías específicas creadas por los filósofos en la
historia tradicional de la filosofía; un proceso de enseñanza de la filosofía tendría que
conducir a los sujetos partícipes en él a pensar seriamente su vida, su interpretación del
mundo, su experiencia vital.
Ésta es una interpretación particular de lo que significa enseñar filosofía, pero sigue
estando abierta la pregunta: si tiene la filosofía unos contenidos curriculares propios, o
si es una cuestión de adquisición de competencias de pensamiento superior, o si es una
reflexión sobre la vida misma y en esa medida es un proceso que conduce a los sujetos a
pensar su vida y no a apropiarse de unas categorías propuestas por los filósofos en la
historia de la filosofía.
El profesor Alberto Martínez Boom propone 4 preguntas que le hace la pedagogía a la
ciencia o a la disciplina específica que enseña, las abordo aquí para efectos de la
relación entre filosofía y pedagogía: ¿cuál es su historia? ¿Cuál es su lenguaje? ¿Cuál es
su didáctica? ¿Cómo se alía con el poder?
¿Cuál es la historia de la filosofía y cuál es la historia pertinente para este particular
proceso de enseñanza a personas sordas? si es la historia de la filosofía tradicional
europea, eurocéntrica, o si caben otros procesos históricos más locales de la filosofía y
hablaríamos de una filosofía latinoamericana y colombiana, de unas filosofías no
hegemónicas, de una filosofía decolonizada donde cabría la posibilidad de pensar la
historia del pensamiento de la comunidad sorda, del pensamiento en lengua de señas
colombiana (en adelante LSC).
¿Cuál es su lenguaje? habría que pensar si la filosofía tiene un lenguaje característico o
si su lenguaje característico es el lenguaje del ser humano con el que el ser humano
argumenta, propone e interpreta su realidad y la realidad que lo rodea; o si
efectivamente la filosofía es un saber que tiene un lenguaje propio, cuál es ese lenguaje,
cuáles son esas categorías, quién las ha definido y cómo se han de enseñar.
¿Cuál es su didáctica?, ¿Cuál es el proceso propio para enseñar la filosofía? a) si es la
interpretación de textos, qué tipo de textos, si necesariamente tendrían que ser textos
escritos o si se abre la posibilidad a que otros tipos de textos (visuales, gestuales, entre
otras textualidades) sean posibles de interpretarse en un proceso filosófico; b) si es el
diálogo, qué tipo de diálogo, si necesariamente tendría que ser un diálogo desde la
oralidad o cómo se abre la filosofía a un diálogo visogestual; c) si es la argumentación,
habría que pensar cuál es la forma particular de argumentación que hay en las LS.
Queda la pregunta de cómo se alía con el poder, que es una pregunta muy problemática
para nuestro contexto latinoamericano, pues la historia de las ideas que se nos presenta
en la versión oficial como nuestra no lo es, es una historia de ideas extranjeras que
sirven para mantenernos en una postura específica en las relaciones de poder y de
verdad.
4. Lo que sí creo yo como seguro (y es una de las ideas fundantes de este proyecto) es que
la filosofía tiene que ver con la vida, el pensamiento tiene que ver con la historia vivida
de los seres humanos, que difícilmente habría un pensamiento que estuviera desligado
de la experiencia vital de las personas. Y como la filosofía es una disciplina cuya
particularidad es el pensamiento del ser humano, no podría olvidarse de la experiencia
vital y de las formas propias en que se interpreta y se aprehende el mundo en el contexto
de un grupo de sujetos o de un sujeto en particular.
De todos modos aquí en lo que estoy planteando hasta el momento hay muchas cosas
por cuestionar, una de ellas es el concepto de competencias, porque puede suceder que
al pensar el proceso de la enseñanza de la filosofía como la enseñanza de competencias
y habilidades de pensamiento se esté reduciendo el saber filosófico y precisamente, el
paradigma socio-antropológico y cultural de la sordera -desde el que se propone este
estudio- pretende atacar el problema de los currículos reducidos de los que ha sido
víctima la comunidad sorda por la incompetencia de los maestros oyentes en LS. Cómo
hacer entonces para no reducir el saber filosófico pero para no cometer un barbarismo
cultural con las comunidades sordas, para respetar sus categorías, cómo se debe
curricularizar la filosofía para los sordos, ¿habría que hacer un currículo local,
especializado? Pero ahí también habría que cuestionar lo de la especialización porque
estaríamos ampliando la especialización en la educación y en esa medida se corre el
peligro de aislar a una comunidad del contexto nacional o de excluir a una comunidad
en vez de fomentar un proceso de inclusión desde el respeto a la diferencia, además
porque yo pienso que la educación de los sordos debe salir del contexto de la educación
especial y convertirse en un problema de educación multicultural1.
En relación con la idea mencionada anteriormente de la filosofía como una cuestión
vital, la pregunta –en contraposición con una filosofía curricularizada que tuviera unas
categorías definidas- es si puede reducirse la complejidad del pensamiento y la
complejidad de la vida a unas categorías fijas.
1
Idea planteada por la profesora Miryam Ramírez (profesora de la Facultad de Educación de la
UdeA y amplia investigadora en temas de sordo y sordera) en la tercera mesa de trabajo del
conversatorio sobre enseñanza de la filosofía a personas sordas realizado en la I.E. Francisco
Luis Hernández Betancur (antes Escuela de Ciegos y Sordos) el 7 de Mayo de 2008.